El autocuidado muchas veces resulta ser todo un reto, es fácil hablar de él, pero las herramientas que usamos para ponerlo en práctica suelen quedarse cortas y ejecutarlas con regularidad se convierte en un desafío, sin embargo lograr hacer conciencia del cuerpo y sus necesidades favorece la salud física mental, promueve la autoestima y trae beneficios a mediano y largo plazo, entre muchos otros beneficios.

El autocuidado abarca una amplia gama de prácticas, que van desde mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente hasta practicar técnicas de relajación y cuidar la salud emocional. Entre sus diferentes tipos se pueden encontrar: el autocuidado físico, espiritual, emocional, mental, intelectual, físico, espiritual y social.

Como padres muchas veces se piensa que se debe dedicar el 100% de los esfuerzos, tiempo y cuidado a los hijos, sin embargo el autocuidado de los padres también es bienestar para toda la familia. Cuando se comprometen a cuidar de sí mismos, están modelando comportamientos saludables para sus hijos y creando un entorno familiar más equilibrado y armonioso.

Además, esto tiene un impacto directo en su capacidad para criar a sus hijos de manera efectiva. El estar física y emocionalmente saludables, permite que el proceso de crianza se de con  más paciencia, comprensión y tiempos de calidad. Por otro lado, el autocuidado de los padres también influye en el ejemplo que están dando a sus hijos. Los niños aprenden principalmente observando el comportamiento de sus padres, por lo que cuando ven a sus padres priorizando su propio bienestar, internalizan la importancia del autocuidado y están más inclinados a adoptar hábitos saludables en sus propias vidas.